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Fundación de “Pompa Roma”

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LA FUNDACIÓN DE LA “POMPA ROMA”, SEGUNDA COMPAÑÍA DE BOMBEROS DE LOS ANDES.

La Segunda Compañía de Bomberos de Los Andes, “Pompa Roma”, nace como iniciativa de un grupo de vecinos pertenecientes a la colonia italiana residente. La fecha de su fundación es el 01 de noviembre del año 1893.
Hacia 1890, la colectividad italiana es el grupo migrante europeo más importante de la ciudad y eran reconocibles para la sociedad urbana local, y compartían un espíritu colectivo, forjando una identidad de comunidad.
En 1886 se había dado inicio a la vida bomberil en Los Andes con la creación de la Bomba Andes. Con el desarrollo de dicha Compañía, se hacía necesario la constitución de grupos especializados en su interior, es así como a fines del año de 1891 se formó la Unidad de Zapadores, adquiriendo un carro. El carro de zapadores hizo su primera salida a las diez de la noche del 31 de diciembre de 1891, en el marco de la celebración del nuevo año, repartiendo premios a los voluntarios y auxiliares, de cinco años de antigüedad. A 23.30, todo el material de la Compañía con padrinos y madrinas, salieron a bendecir el nuevo estandarte de la institución, según lo informaba la prensa de la época "El carro de los zapadores, hará su primera salida, con los miembros fundadores de esa nueva sección de la Bomba". Esta unidad era el componente de hachas y escalas, el primer antecedente de formación de la Segunda Compañía.
La colectividad italiana en Los Andes había asumido su papel como comunidad migrante, y comenzaba a organizarse. El 25 de septiembre de 1893, Juan Lanzarotti envía una misiva a Honorio Rosende, Director de la Bomba Andes, expresando: “Que la mayor parte de la colonia Italiana ha comenzado a organizarse como Compañía de Bomberos de “Hachas y Escalas”, destacando esta iniciativa de organización, cooperación y entusiasmo de varios ex Bomberos de Iquique y Valparaíso”. Luego, el 23 de octubre del mismo año, Lanzarotti envía otra misiva a Honorio Rosende: “Con fecha 20 del corriente informa el acuerdo celebrado el 17 del Presente, me es grato comunicar que en reunión general de la Colonia Italiana, celebrada el día de ayer se acordó a fin de establecer las bases de la organización de la nueva Compañía de Bomberos”.
Así también lo informaba la prensa el 26 de octubre de 1893: “Los miembros de la distinguida colonia italiana de esta ciudad han dirigido una nota al director de la primera compañía de Bomberos, ofreciendo sus servicios para la organización de una segunda compañía de hachas, ganchos y escaleras. Se cuenta para ello con el material que el acaudalado y entusiasta vecino don Javier García Huidobro obsequió hacía ya tiempo a la primera compañía. Los voluntarios de ésta han acogido la idea con marcadas muestras de aplauso y entusiasmo; y al efecto, acordaron en una de sus últimas sesiones nombrar una comisión encargada de ponerse de acuerdo con los distinguidos miembros de la colonia italiana”.
Juan Lanzarotti, también daba los agradecimientos a la Compañía “Bomba Andes” por la buena voluntad de acoger la solicitud del proyecto de la “Segunda Compañía” donde indica que: “Por nuestra parte cooperaremos con nuestra mejor voluntad en el desempeño de nuestra misión tan noble como humanitaria inspirándome siempre en aquellos hechos tan heroicos como desinteresados que registra la historia de nuestra primogénita y hermana "Primera Compañía del Cuerpo de Bomberos de Los Andes, Bomba Andes””.
Es así como definitivamente la Segunda Compañía de Bomberos “Italo Chilena Pompa Roma”, se funda el 01 de noviembre de 1893, estableciendo por fundadores el siguiente Directorio:
Director : Sr. Juan Lanzarotti
Capitán : Sr. Nicolás Franceschini
Tesorero : Sr. Domingo Bonelli
Secretario : Sr. Lázaro Ferrari
Vicesecretario : Sr. Ottorino Bacielli
Ayudante : Sr. Isidoro Giavani
Teniente 1 : Sr. Pedro Ferrari
Teniente 2 : Sr. Félix Crocco
Teniente 3 : Sr. Juan Ghio
Sargento 1 : Sr. Federico Bertini
Sargento 2 : Sr. Santiago Rossi
Sargento 3 : Sr. Carlos Capello
Doctor : Sr. Miguel Martínez L.
Su desarrollo histórico
Desde su origen, la compañía Ítalo Chilena, “Pompa Roma”, se dedica al trabajo en altura, destacándose por la pericia de sus voluntarios en el manejo de las escalas y las hachas, herramientas indispensables en tiempos que el coraje y la valentía de los hombres suplían la falta de medios económicos y tecnológicos.
Muchas generaciones de bomberos andinos han pasado por esta compañía, que ha sabido afrontar las dificultades y los grandes desafíos que la sociedad y el mundo actual imponen. Los hombres y mujeres que la forman, son fieles a la premisa de que para un segundino “no existen tareas imposibles”. La comunidad andina valora el trabajo abnegado de estos voluntarios y voluntarias que han hecho destacar el nombre de la ciudad de Los Andes en localidades como Marchihue, Hualañe, Pumanque, Santo Domingo, Tiltil, Llayllay, Putaendo, Quilicura, Colina, Valparaíso, Cartagena, Tierra Amarilla, Tulahuen, Cauquenes, entre muchos otros lugares donde han combatido grandes incendios o han prestado ayuda solidaria en terremotos o aluviones, destacándose por su profesionalismo, disciplina, compañerismo y gran sentido del deber.
La Segunda Compañía, “Pompa Roma” actualmente tiene en sus filas a 118 integrantes, entre hombres, mujeres y niños/as, con una dotación de 50 bomberos activos y operativos. Además, cuenta con un carro bomba Forestal 4x4, un carro bomba americano para especialidad HAZMAT, una unidad para trabajo en altura, una unidad cascada de aire, y un carro de apoyo logístico y comunicaciones. Su especialidad es el trabajo en Emergencias con Materiales Peligrosos (HAZMAT), cubriendo en la contingencia, gran parte de la Región de Valparaíso interior y, principalmente, la ruta internacional hacia Mendoza.
Bibliografía:
Agüero, Fredy: “Reseña Institucional de la Segunda Compañía del Cuerpo de Bomberos de Los Andes”. Documento leído en los aniversarios institucionales recientes.
Cortez, Abel “Historia de la Bomba Andes. Primera Parte 1885-1942”, Los Andes 2015.

Las bochas y el palitroque

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LAS BOCHAS Y EL PALITROQUE

Los migrantes italianos junto con constituir un espacio institucional de asociación, con la creación del Círculo Italiano también buscan conformar un lugar de encuentro y recreación social, siendo los deportes actividades privilegiadas para la entretención y la competencia amigable.
Las bochas fueron una de las formas en que se expresó la migración italiana a América. Ha sido un juego muy popular, con varios miles de años de antigüedad. En Italia se tiene noticias de él desde el siglo XVIII, llegando a ser prohibido por el fanatismo que alcanzó en los sectores populares, ya que apartaba a trabajadores y soldados de sus funciones, aunque de todas formas se siguió jugando de forma clandestina en boliches y pulperías. Desde inicios del siglo XX se va convirtiendo en deporte, al establecerse reglas y normas para la estandarización de su práctica.
En Chile el juego de bochas llegó y extendió gracias al arribo de los migrantes italianos, formándose clubes de la disciplina al alero de los diversos centros sociales italianos, que en su interior poseían canchas para la actividad. La cantidad de clubes y las competencias interregionales que se realizaban, motivó la formación, el año 1945, de la Federación Chilena de Bochas, que actualmente es parte del Comité Olímpico de Chile.
En Los Andes, los italianos practicaron la bocciofila desde los primeros años. Hay registros de diversos campeonatos locales e interprovinciales que disputaban esos encuentros. El Círculo Italiano llegó a organizar el Campeonato Nacional de Bochas Zerbin, por la Copa Canepa.
El palitroque fue otro juego que se practicaba con gran entusiasmo por los italianos en Chile y la ciudad. Aunque también fue un juego practicado por otras colectividades europeas migrantes, la cancha de palitroque del Círculo Italiano de Los Andes gozó de gran popularidad entre los migrantes y andinos, quienes diariamente podían, junto con degustar comidas y brebajes, jugar varios encuentros que entretenían las jornadas vespertinas y de fin de semana.
Actualmente, por el envejecimiento de los socios y los diversos vaivenes de la institución, tantos las bochas, como el palitroque se dejaron de practicar en el Círculo Italiano. Se mantienen aún ambas canchas, como registros de esa historia. Aunque en diversas épocas ha surgido la idea de su recuperación y reactivación de dichas disciplinas.

Gabriela Mistral por las salas y pasillos de la Sede del Círculo Italiano.

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Gabriela Mistral por las salas y pasillos de la Sede del Círculo Italiano.

El edificio del Círculo Italiano de Los Andes, en Esmeralda 246, fue adquirido e inaugurado por la institución en 1927. Desde esos años, se ha convertido en la casa de los italianos en Los Andes, así como lugar de encuentro social y gastronomía local.
Sin embargo, antes de la adquisición por parte del Círculo Italiano, el edificio -que fue construido hacia fines de la década de 1870- albergó, desde 1912, las dependencias del Liceo de Niñas de Los Andes.
1912 es el año en que se creó el Liceo de Niñas de Los Andes, como parte de la expansión de la oferta educativa secundaria por parte del Estado. Algunos años antes, en 1904, se había creado el Liceo de Los Andes, de hombres, con su primer Rector, Maximiliano Salas Marchan.
El 10 de julio de 1912 se fundaba el Liceo de Niñas, con Fidelia Valdés Pereira como primera directora. Fidelia había sido compañera de labores docentes de Lucila Godoy Alcayaga en el Liceo de La Serena, donde conoció la vocación docente y la estatura intelectual de la maestra. Cuando fue designada directora, no dudó en llamarla para formar parte del primer plantel del Liceo de Niñas de Los Andes.
En ese momento, Lucila Godoy, con veintitrés años, daba clases en Antofagasta. Acudió al llamado de Fidelia, ante la posibilidad de ser parte de ese proyecto fundacional del Liceo. El 14 de agosto de 1912 el Liceo de Niña de Los Andes inicia sus clases, con Gabriela Mistral como profesora de Historia y Geografía y profesora de Castellano.
En ese primer momento, Lucila -recién llegada a la ciudad- vivió en la casa de la Directora, que se encontraba en el interior del Liceo en Esmeralda 246.
Al poco tiempo, Gabriela Mistral llamó a su madre, Petronila Alcayaga, y su hermana, Emelina Molina Alcayaga, quien también llega a realizar clases como preparatoria. Al parecer, en un primer momento, el conjunto de la familia Alcayaga vivió también en las dependencias interiores del Liceo, junto a la Directora. Obviamente, era una situación transitoria que permitió contar con un espacio para habitar.
Emelina buscó un nuevo lugar para la familia, encontrándolo muy cerca en Las Heras 181 (actual sede de la Asociación de Ferroviarios). Ahí vive Lucila, Emelina y la madre de ambas, Petronila. Los recorridos que hacía por la ciudad y su entorno, llevan a Gabriela Mistral a enamorarse de Coquimbito, un pequeño conjunto habitacional en el borde norte de los pies del Cerro de Virgen, entre el río, la vía férrea y el camino internacional. En ese lugar es donde la Premio Nobel vivó por más tiempo en Los Andes.
Lucila Godoy Alcayaga siguió realizando clases en el Liceo, desde 1912 hasta 1918, en las dependencias de Esmeralda 246. En sus pasillos y sus patios, la maestra se hizo reconocida por su cariño y nuevos métodos pedagógicos. Comentando el proyecto de Escuela al Aire Libre de Lemmonier, de Buenos Aires, en una carta de apoyo, Gabriela Mistral le comenta sobre algunas de sus estrategias en el Liceo de Niñas: “Durante siete años de profesorado en Los Andes, hice (clases) siempre al aire libre, bajo un parrón, mis clases de lectura, de recitación, de historia y geografía. Afronté en los comienzos las burlas, sanas algunas de mis colegas, y dejé pasar los chistes de las niñas, que hallaban divertida su nueva situación. Pasando los días, la disciplina fue la misma de la sala de clase… El mapa en relieve, hecho en el suelo, era inolvidable para las alumnas. La clase perdía en gravedad. Lo que para mí es ventaja. Odio todo lo que significa entenebrecer el estudio… El ambiente de confianza, el único en el cual se educa, se establecía con más facilidad”.
En este texto, Gabriela Mistral muestra esa nueva perspectiva de la educación por la cual aspiraba a transformar la vida de los y las estudiantes.
Como hemos visto, la sede que ocupa el Círculo Italiano fue un espacio educativo que albergó el Liceo de Niñas de Los Andes, en su primera etapa (1912-1927), y cobijó como casa habitación a Gabriela Mistral en los primeros meses en la ciudad. En ese edificio desarrolló toda su labor de Profesora e Inspectora General en su estadía en Los Andes, 1912-1918. No obstante haberse remodelado posteriormente, acabando por ejemplo con el patio, el edificio mantuvo su estructura central, lugares en que la Premio Nobel realizó clases, conversó con colegas y vecinos, educó y forma a varias niñas de la ciudad.

Las Sedes del Círculo Italiano

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LAS SEDES DEL CÍRCULO ITALIANO

Las comunidades de migrantes europeos, luego de su llegada a la sociedad de destino, se estabilizaron y radicaron definitivamente. En esa decisión, se comprometían vidas y proyectos, esperanzas e incertidumbres, penas y alegrías al dejar la tierra natal e insertarse en una sociedad distinta, ajena. Los migrantes, para apoyarse y desarrollarse, crearon instituciones sociales donde reunirse, arrendando y, luego, adquiriendo inmuebles para su encuentro. Los italianos de Los Andes siguieron ese derrotero, y al poco tiempo de la fundación del Círculo, arrendaron algunas residencias para sus actividades, siendo por muchos años la de Rodríguez la más emblemática.
En 1927, luego del cierre del Liceo de Niñas, la vivienda de la familia Avendaño quedó vacante, abriéndose la posibilidad para que el Círculo Italiano la adquiriera. Este inmueble fue construido aproximadamente a fines de la década de 1870, justo en el momento en que comenzaban a llegar los primeros grupos de inmigrantes italianos a Los Andes. El Círculo Italiano compró la propiedad y la inauguró el 7 de agosto de 1927, con una gran ceremonia donde participaron diversas autoridades italianas y chilenas. Hoy día, el edificio es parte de la Zona Típica, y posee protecciones patrimoniales, que sin embargo han permitido continuas remodelaciones.

Historias de migración. Familias y personas

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Aldo Carametro Raffetto

Nací el 08 diciembre 1930, en Italia, en un valle llamado Orero cerca de Génova. Mi padre fue un hombre de mucho trabajo, fue soldado en la Primera Guerra Mundial, también fue minero. Yo lo recuerdo como agricultor.
Mi familia estaba compuesta por mi padre, mi madre y seis hermanos. Mi hermano mayor, Mario, fue guardia real.
Juan, otro hermano, se vino a Chile a la edad de 13 años. Llegó, al puerto de Valparaíso donde trabajó con una familia italiana. Después de varios años de trabajo, se independizó y trajo a mi tercer hermano, Guido.
En esos años comienza la Segunda Guerra Mundial. Yo era un niño y tenía una hermana dos años menor. Esos tiempos fueron muy difíciles. No había comunicación con mis hermanos en Chile. Lo que mi padre producía como agricultor en Italia había que esconderlo si no, los requisaban.
En esa época, cuando yo era niño, mi padre enfermó, después falleció.
Después, llegaron las SS alemanas y nuestra casa fue transformada en un fuerte. Pero al tiempo, llegó la liberación y se pudo retomar la comunicación con mis hermanos en Chile.
Mis hermanos nos propusieron venir a Chile. Mi madre, mis dos hermanas y yo, que tenía 17 años. Nos vinimos en un barco acondicionado, que era la 2da. Guerra mundial.
Después de 30 días llegamos a Chile, un país desconocido para nosotros. Tuvimos que asumir nuevas costumbres, trabajar muchos años apatronados y no muy bien tratados. Tuve que trabajar muy duro hasta pagar los pasajes de nosotros cuatro a mi hermano Juan, y además mantenernos con lo que yo ganaba.
Mi hermano Guido me ofreció venderme el negocio que él tenía, con tres años para pagarlo. Yo no tenía capital, pero sí juventud y deseos de trabajar y ser un buen comerciante. Pague el negocio en dos años.
Después de varios años, pude comprar un negocio en Los Andes. Trabajé muchos años, conocí a mi esposa chilena y tuvimos tres hijos.
Fui aceptado como socio del Círculo Italiano de Los Andes el 11 de abril del año 1959. Se hacían lindas fiestas, había varios italianos, se jugaba bocha y palitroques. El Círculo Italiano era una pequeña Italia. Guardo los recuerdos más hermosos de esa época, recuerdos que nunca se olvidarán.